Ortodoncia

La Ortodoncia es una especialidad odontológica que estudia, previene y corrige las alteraciones del desarrollo, las formas de las arcadas dentarias y la posición de los maxilares, con el fin de restablecer el equilibrio de la boca y de la cara, mejorando también la estética facial. La ortodoncia es algo más que mover dientes. La Ortodoncia atiende a problemas que van mucho más allá de la colocación de las piezas dentarias, y afronta la corrección de alteraciones de los maxilares, de la cara y, sobre todo, de los trastornos funcionales de la masticación.

EDAD PARA COMENZAR LOS TRATAMIENTOS

La edad adecuada para tratar las mal oclusiones varía según el tipo de problema. Por lo tanto, es aconsejable consultar al ortodoncista tan pronto se descubra una anomalía, por ello es aconsejable se lleve a los niños para revisión por el ortodoncista al menos a los seis años.

La ortodoncia suele asociarse con la adolescencia, pero, como se verá más adelante, aunque no se empiece el tratamiento a edad temprana, es importante, sin embargo, llevar a cabo un control para asegurar la mejor salud dental de los niños.

La Ortodoncia es más compleja de lo que puede parecer en un principio, por ello el diagnostico siempre debe estar basado en un estudio personalizado del paciente el cual puede determinar los problemas diagnósticos y terapéuticos.

El tratamiento de Ortodoncia tiene como objetivo alcanzar lo normal de cada paciente. La NORMALIDAD. La Ortodoncia trata, reconduce, acomoda, encamina a cada paciente hacia su propia meta, haciendo que se reencuentre con su patrón de crecimiento y desarrollo, ajustando sus dientes y maxilares en el marco de su propia normalidad.

La Dentición Mixta se inicia hacia los 6 años por ello es necesario mantener sanos los primeros molares definitivos que erupcionan aproximadamente a los 6 años, este es un período de desarrollo de la oclusión.

Los molares “de los seis años”, deberán mantenerse donde estén, sin permitir desplazarse hacia adelante, Este espacio hay que mantenerlo a toda costa. Para conseguirlo, cuando se pierden piezas temporales o dientes de leche es necesario colocar lo que se denomina “mantenedores de espacio“, para conservar el de las piezas dentarias definitivas. La indicación del mantenedor de espacio la proporciona el examen radiográfico. Los mantenedores de espacio deben controlarse periódicamente para observar el estado de erupción de las piezas permanentes. Cuando esto suceda, entonces será el momento de retirarlos.

Es importante la visita al ortodoncista para supervisar el recambio y oclusión de los dientes incisivos, comprobar la relación que guardan entre si tanto horizontal como verticalmente ya que en esta época se dan importantes cambios.

El ortodoncista determina con el estudio un diagnostico de cada paciente, algo imprescindible para para poder establecer el plan de tratamiento apropiado que corrija el problema de maloclusión.

Los tratamientos de ortodoncia pueden ser INTERCEPTIVOS o CORRECTIVOS. Los primeros tratan de evitar alteraciones mayores mientras que los segundos alcanzan resultados definitivos.

TRATAMIENTO INTERCEPTIVO

Por lo general, se inicia y concluye durante la dentición temporal o mixta. Este tipo de tratamiento, es utilizado regularmente para corregir hábitos anormales, que pueden interferir en el patrón regular de crecimiento de la cara y maxilares. Algunas maloclusiones que surgen de hábitos como el de succión del pulgar pueden corregirse por sí solas al cesar la costumbre. Desafortunadamente, en muchas otras ocasiones se producen maloclusiones que requieren tratamiento ortodoncico, aunque lo sea con aparatos simples. Los tratamientos interceptivos se orientan, a la corrección de toda alteración incipiente ya que de no tomarse algún tipo de medidas, empeoraría la maloclusión.

TRATAMIENTO CORRECTIVO

Cuando el tratamiento interceptivo no se ha realizado, o bien no ha resultado suficiente por la naturaleza de la maloclusión, entonces es necesario hacer un tratamiento correctivo. En este caso, dirigido a corregir una maloclusión.

Para los tratamientos correctivos se utilizan, principalmente, tres tipos de aparatos:

  • Aparatos funcionales
  • Aparatos removibles
  • Aparatos fijos

Lo más aconsejable es comenzar estos tratamientos alrededor de los 10 ó 12 años. Aproximadamente duran entre año y medio y tres años, y suelen concluirse cuando la dentición permanente se ha completado, a excepción de los molares del juicio. El referirnos a una edad ideal para comenzar los tratamientos correctivos, no significa que no puedan iniciarse más avanzada la adolescencia, o bien en edad adulta. Ahora bien, dependiendo de la edad los tratamientos de ortodoncia tendrán objetivos y resultados diferentes. Aunque se insiste en la importancia del tratamiento precoz o adolescente, cada vez se tratan con éxito más irregularidades de adultos.

Sin embargo, hay que ser consciente de que los tratamientos de ortodoncia tienen limitaciones, de las que hay que ser conscientes,. Es en ese contexto y por las razones antedichas que se dice que en Ortodoncia cada caso es un caso diferente. De ahí el concepto individualizado que tiene que aplicar a cada tratamiento correctivo. En casos de deformidad extrema resulta necesario combinar la ortodoncia con la cirugía.

En algunas ocasiones también hay que acompañar los tratamientos de APARATOS EXTRAORALES El ANCLAJE EXTRAORAL y la MENTONERA son una parte muy importante del tratamiento crean fuerzas especiales que dirigen el crecimiento de la cara y de los maxilares. También se utilizan para mover los dientes hacia posiciones mejores o bien para impedir que se desplacen cuando no deben hacerlo. La utilización regular de los aparatos extraorales ayuda a conseguir óptimos resultados.

Al final del tratamiento hay que usar una RETENCIÓN queda otro paso importante. Los retenedores están diseñados para mantener los dientes en su posición correcta hasta que hueso y encías se adapten al cambio.

Recordar: los dientes necesitan tiempo para adaptarse a sus nuevas posiciones. Los retenedores los mantienen en ellas mientras los huesos y las encías se adaptan al cambio. De no llevarlos, se corre el peligro de que vuelvan a su situación anterior al tratamiento.